Resumen presentado al congreso Equiciudad 2012, dentro del bloque Ciudad (Smart cities. Ciudades hibridadas. Big data. Agora 2.0. Gestión del espacio público. Informática móvil para las ciudades. Gobierno abierto. Participación ciudadana y urbanismo emergente)
Cualquier espacio digital tiene un dueño que decide; desde el momento de su concepción, y sin valorar intencionalidades, las formas de relación e intercambio entre sus usuarios están sujetas a unas reglas prefijadas. En el más extremo de los casos, el dueño puede decidir o verse obligado a desconectarlo (pensemos en el caso Megaupload).
En condiciones ideales el espacio público físico es un colchón social, un espacio de relación e intercambio que absorbe y propicia situaciones y usos que no se dan en espacios más restrictivos, es parte del procomún urbano.
Es difícil hacer una traslación del concepto de espacio público al contexto digital. La dependencia tecnológica de los espacios digitales es una diferencia definitoria con respecto a los físicos. Un espacio público pierde funcionalidades al ser abandonado, pero esencialmente sigue cumpliendo su principal cometido; un espacio digital desaparece. La dependencia tecnológica de los espacios digitales convierte a los ciudadanos en usuarios y a los espacios en servicios, de la misma manera que ocurre cuando hablamos de un espacio físico privado.
La necesidad en internet de espacios con las características del público, “espacios públicos equivalentes”, es cada vez mayor. Por un lado porque una parte importante de la capacidad de relación e intercambio que antes se demandaba al espacio físico, ahora la cargamos sobre los digitales. Por otro lado, cada vez es más usual que un espacio público tenga asociado uno digital que expanda la relación y el intercambio en el tiempo y desdibuja las fronteras físicas del espacio. Incluso hay espacios digitales que activan de manera efímera como públicos espacios urbanos. Cada vez más los recursos digitales complementan los espacios urbanos y los amplían, pero también los lastran con las dependencias tecnológicas previamente comentadas.
Garantizar un ecosistema de espacios públicos equivalentes, espacios autónomos, sin dependencias que los condicionen, que permitan la relación entre personas y el intercambio de información, ambas cosas de manera libre, es fundamental. Para ello, en un mundo de bits, hay que garantizar el acceso a la información: conexión a la red, herramientas para encontrarla, y espacios para compartirla y almacenarla; todo ello sin censura ni discriminación.
La lógica distribuida (P2P) es lo que puede garantizar un espacio público equivalente; un conjunto de espacios, aunque cada uno de ellos privados, suficientemente plural, inclusivo y difícilmente monopolizable.
Enlace a la comunicación completa presentada a Equiciudad 2012: El espacio público no existe en internet.
Presentación de la comunicación en el congreso
En el blog de Alfonso Sánchez Uzábal se pueden leer algunas notas adicionales recopiladas para la presentación.
- Tipo
- Investigación
- Año de publicación
- 2012
- URL del proyecto
- http://equiciudad.es/
Equipo
Alfonso Sánchez Uzábal
Montera34